En los últimos años hemos sido testigos de importantes
transformaciones en los distintos ámbitos que conforman nuestras vidas: el
político, el económico, el social y el cultural. Estos cambios, cuyas
repercusiones se observan lo mismo en el orden local, que en el nacional o
mundial, se encuentran fuertemente influidos por el proceso de globalización al
que asistimos, y que se caracteriza por el debilitamiento o corrosión de
referentes mentales e institucionales que acompañaron y dirigieron la vida de
las personas por siglos; asi como por una revolución en la percepción del
tiempo y el espacio, impulsada por los avances tecnológicos y científicos, sobre todo, en los campos de
las comunicaciones virtuales.
Esta realidad, que es la globalización, ha alcanzado
tales magnitudes que resulta imposible
explicarnos el presente sin considerarla. Hoy, por ejemplo, no podemos
entender los problemas estructurales de pobreza y desigualdad, sin tomar en
cuenta los flujos financieros mundiales y el contexto económico global. Lo
mismo sucede en el ámbito político; no es posible entender el fenómeno de
democratización mundial sin considerar la influencia de organismos
internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, que
intervienen directamente sobre los gobiernos nacionales a favor de esta forma
de gobierno. Asimismo, no se puede comprender la creciente deslegitimación y
desencanto de los ciudadanos con sus gobernantes, sin antes tomar en cuenta
nuevos centros de poder que, por un lado, hacen suyas funciones otrora
exclusivas del Estado, y por otro, limitan su capacidad de decisión y acción.
Las formas de organización social también deben
pensarse bajo los efectos de la
globalización, pues nuevas formas de interacción, ayudadas por los avances
tecnológicos en las comunicaciones, son cada vez más comunes: relaciones
virtuales, efímeras, plásticas, tribales o individualistas dan muestra de lo
anterior.
Sin embargo, este reordenamiento del mundo se presenta
con mayor velocidad que la capacidad de los individuos para adaptarse a él. El
resultado es, pues, un estado de incertidumbre
constante y permanente, ya que, como hemos dicho, la globalización vulnera las fuentes de certidumbre de otros
tiempos, o al menos, las cuatro más importantes de la modernidad: el
Estado-Nación soberano.
La globalización en México es todo un fenómeno que a perjudicado y beneficiado a la sociedad en diferentes ámbitos.
ResponderEliminarSin duda alguna, México no se escapa de la globalización, y seguiremos con cambios dia a dia.
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